martes, 8 de noviembre de 2011

El Presidente de la Realidad vs. El Terror de la Distopía Cyberpunk

"Todas las variedades de interferencia con los fenómenos del Mercado no solamente fallan en alcanzar los objetivos pretendidos por sus autores y partidarios, sino que traen un estado de cosas el cual -de acuerdo con sus propias evaluaciones- es menos deseable que el estado previo de los asuntos que deseaban alterar."

- Ludwig von Mises -


Muchos años han pasado desde que von Mises, tal vez el más grande economista del siglo XX (a Hayek podemos considerarle más bien un humanista en la tradición clásica del termino, alguien que trata la economía, la política, la sociología, el derecho y hasta la psicología, todas y cada una de las ciencias de la acción humana), dejase claras dos cuestiones entre tantas otras: la imposibilidad teórica del socialismo y la inevitabilidad de que todo sistema intervencionista no solamente provoque efectos contrarios a la finalidad perseguida sino que en última instancia conduzca irremisiblemente a la implantación del socialismo, ya que en el largo plazo es imposible una "tercera vía" entre la economía de libre mercado y el socialismo.

Bien, muchos años han pasado, es cierto, pero parece que no todos se han enterado. Ayer, los españoles asistimos al primer y único debate televisivo de la campaña entre los dos candidatos a ocupar la Presidencia del Gobierno a partir del próximo día 20 de Noviembre, fecha en que los españoles están llamados a las urnas. Al principio se esperaba un debate soso y sin ninguna clase de interés. No obstante, nos equivocabamos. El debate si arrojó luz sobre algunas cuestiones que comentaremos brevemente.

En primer lugar, y como bien ha reflejado toda la prensa, nos encontramos con una situación insolita. Un candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, que hacía dejación de funciones y se limitaba a, con la correspondiente dosis de demagogia y mentira tan característica de los miembros que cada vez más pueblan su partido, intentar pintar un futuro muy negro para los españoles desde el momento en que su adversario, Mariano Rajoy, al que daba directamente como Presidente llegase al poder. ¿Su estrategia? Intentar, sin éxito, que Rajoy anunciase que acabaría con el subsidio de desempleo, que dejaría a los españoles sin sus pensiones y que acabaría con la educación y la sanidad en España. No obstante, fue incapaz de lograr su objetivo, quedando en un ridículo mayúsculo que todos los españoles han podido comprobar.

En segundo lugar, algunas de las iniciativas presentes en el discurso del candidato socialista supondrían, de llegar éste al poder (algo cada vez más improbable, pero nunca imposible), la ruina directa de España. Rubalcaba afirmó querer la bajada de los tipos de interés y presionar al BCE (Banco Central Europeo) para que siga dicha política. La propuesta de Rubalcaba traería de la mano dos consecuencias totalmente nefastas: en primer lugar, continuaría con la expansión crediticia insoportable que nos ha llevado a esta situación aumentando aún más el endeudamiento (algo que Rubalcaba dejó demostrado que "le encanta") y a su vez supondría un alza de la inflación en todos aquellos países que, a diferencia del nuestro, lo están haciendo bien y están creciendo económicamente. No se si Rubalcaba planteó eso por total desconocimiento o por pura maldad, en cualquier caso alguien así no debe ser Presidente del Gobierno.

Rubalcaba también anunció otra serie de medidas, situadas entre el keynesianismo y el socialismo real, como son la subida de impuestos y la creación de otros nuevos (especialmente orientados a impulsar la "lucha de clases" a la que parece haber retornado el Partido Socialista), abogó por aumentar el Gasto Público y el endeudamiento (algo sumamente inteligente viendo nuestra situación de Crisis Fiscal y de Deuda Soberana), propuso un mayor crecimiento del Sector Público, apostó por un mayor papel del Estado en la fijación de precios (por ejemplo obligando a que los bancos recorten sus comisiones), etc. Todo ello medidas que como bien anuncio el economista von Mises primero y sus discípulos de la Escuela Austriaca de Economía después, nos conducirían irremisiblemente hacia el Socialismo.

Tercero, Mariano Rajoy por su parte pudo presentarse como hombre de Estado (que poco me gusta esa expresión, de verdad, pero es la que se usa en el lenguaje de la clase política que padecemos), como un Presidente seguro. Afeó la política y gestión socialista de estos años y evitó casi todas las trampas que puso el candidato socialista en su camino. Además, logro hacer que Rubalcaba quedase como un cínico y un mentiroso (el propio Rubalcaba en un lapsus llegó a admitirlo cuando dijo "ahora es usted el que miente", reconociendo que él había mentido anteriormente). Sus propuestas han sido calificadas de vagas y poco concretas. Bien, puede ser, no vamos a discutirlo. No obstante, planteó con claridad cuales son los dos grandes problemas ahora mismo en España en un ámbito económico y social: la elevada tasa de desempleo (superior a la de cualquier país de la UE y más cercana a la de países de Oriente Medio que a la de nuestros socios comunitarios) y un elevado déficit público y endeudamiento (consecuencia en buena medida del asfixiante papel del Sector Público en Economía). Rajoy identificó bien los problemas, planteó alguna línea de solución (con las cuales en algunos casos los liberales debemos coincidir plenamente, en otras con matices y en otras de manera mucho más dudosa) que no pasan por el establecimiento del socialismo y logró dar una cierta seguridad a los españoles al no caer en las burdas trampas de su adversario.

Cuarto. No obstante, muchas más dudas nos despierta la fase final del debate. En esta última parte con el titulo de "otras políticas" (o sea, no economía ni política social), el debate (en buena medida mucho más calmado y con más acuerdo, en línea con lo que Hayek llamaba "socialistas de todos los partidos") se centró en dos cosas totalmente inanes: la supresión de las diputaciones provinciales (que propone el PSOE ahora que no gobierna en casi ninguna de ellas) y el papel que las mujeres tienen en los equipos de unos y otros partidos. Durante estos años de Gobierno socialista, en línea con lo que dijo von Mises ("tan pronto como abandonamos el principio que el gobierno no debe interferir en ningún asunto relacionado con el estilo de vida del individuo, terminamos regulando y restringiendo a este último hasta los más mínimos detalles."), nos hemos encontrado con un retroceso sin precedentes en las libertades individuales. El Gobierno ha presionado a los ciudadanos para que no fumen, para que coman lo que el Gobierno considera saludable, para que no realicen descargas en Internet, para que los hijos se eduquen en los valores morales del "Socialismo Obligatorio", para que las menores maten a los hijos que llevan dentro sin ni siquiera comunicarselo a los padres, para que asuman una teoría oficialista sobre las causas y consecuencias de la Guerra Civil de hace 75 años, para que autonomías como Cataluña gocen de poder de control total sobre las conciencias de sus ciudadanos, para que los ciudadanos piensen ante la corrupción política que al final "todos los políticos son iguales" y para tantas otras cosas. De todo ello (alguna cuestión aprobada tambien por el Partido Popular, nuevamente en la línea hayekiana de "socialistas de todos los partidos") ni una palabra. Solamente, Mariano Rajoy entró al trapo, y de manera poco afortunada, en la cuestión del Matrimonio Homosexual que, al fin y a la postre, no limita (sino en muchos casos aumenta) la libertad de los individuos sobre como vivir sus vidas.

En definitiva, una cuestión, la esencial en estas elecciones, la económica, arrojó un panorama desolador para el candidato socialista y bastante halagüeña para el popular. Mariano Rajoy, en ese sentido, puede estar satisfecho ya que logró (con poca dificultad además) hacer llegar su mensaje de necesidad de cambio.

Hace muchos años que von Mises falleció. Durante años, décadas incluso, Ludwig von Mises y la Escuela Austríaca de Economía estuvieron condenados al ostracismo en el mundo académico copado por keynesianos, positivistas e intervencionistas de todo pelaje hasta que en la decada de los 70, su principal discípulo Friedrich Hayek volvió a darle vida en las circunstancias de la Crisis del Petróleo.

Hoy en otra Crisis, la que algunos llaman "La Gran Recesión" se ha producido un debate electoral. En ese debate, y por citar el título de un libro de autor tan querido para el socialismo real como Gabriel García Márquez hemos asistido a la "Crónica de una Muerte Anunciada". Ha sido la muerte anunciada de una candidatura, la del socialista Pérez Rubalcaba, a la Presidencia del Gobierno el próximo 20-N. Ha sido, en definitiva, la muerte anunciada de la "Distopía Cyberpunk" del candidato Rubalcaba.

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