"Que Stalin alcanzase su posición fue la suprema expresión de la mediocridad del aparato."
- León Trotsky -
Todo empezó con la constitución de los sóviets españoles aquel famoso día 15 de mayo de 2011. Los sóviet fueron aquellas asambleas de obreros que, muy vinculados al PCUS controlado primero por Lenin y Trotsky y después por Stalin, iniciaron el espíritu revolucionario del proletariado ruso. Los intentos de Revolución proletaria en Rusia fueron considerables fracasos en un inicio. A las Revoluciones de 1905 y Febrero de 1917 de las cuales los comunistas salieron derrotados le siguió la de Octubre de 1917, ésta sí exitosa para los intereses del Comunismo.
Los sóviet eran asambleas populares (compuestas básicamente por el proletariado urbano) que mostraban un hecho muy curioso. Aparentaban ser institucionalización de la democracia directa, en las cuales las decisiones formalmente se adoptaban desde abajo hacia arriba (modelo bottom up decisorio). La realidad era justo la contraria, especialmente desde el triunfo del PCUS. La organización era sumamente jerarquizada, el Sóviet Supremo lo controlaba todo y lo hacia a las ordenes del Politburó de turno (primero dirigido por Lenin, después por Stalin).
Ese prodigio de la democracia directa que resultaron ser los sóviet no fue nada más que el gérmen del primer Estado Totalitario de la historia (al que unos años después seguiría el Estado Nacional-Socialista alemán dirigido por Hitler). En el 15-M encontramos algo muy muy similar. Presuntas asambleas de ciudadanos espontáneos que participaban de un debate público en las plazas tomadas por el poder de la asamblea (o sóviet) en la cual los nuevos "proletarios y proletarias" (los multimillonarios con rastas y marihuana) se erigieron en depositarios de la voluntad popular (como hicieron los sóviet marxistas-leninistas) y en enemigos del imperialismo y el capitalismo internacional (como hicieron, nuevamente, los sóviet marxistas-leninistas). Como en aquel momento, las fuerzas políticas de izquierda intentaron, con mejor o peor éxito, apropiarse del movimiento para sus intentos de alcanzar el poder (o mantenerlo). A diferencia de Octubre de 1917, pero al igual que había pasado en Febrero y en 1905, los sóviet y los partidos políticos que los instrumentalizaban, fracasaron en su empeño.
Así llega España a Febrero del año 2012. Con un Partido Socialista Obrero Español derrotado y hundido en sus expectativas político-electorales, decidieron montar un congresillo particular (una suerte del Sóviet Supremo) en que elegir a su Secretario General. Dos eran los candidatos a suceder al finado (políticamente, esperemos que con larga vida biológica) José Luis Rodríguez Zapatero. Los interesados fueron Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón (como dos también fueron los que se disputaron el papel central del PCUS a la muerte, aquí si biológica, del camarada Lenin: Stalin y Trotsky).
Algunos ven importantes paralelismos. Rubalcaba, como Stalin, representaba al aparato y la vieja guardia del Partido. Con un menor carisma y menos fotogenia mediática, Stalin (como Rubalcaba) contaba con un mejor conocimiento de los entresijos del poder y un apoyo claro de la burocracia estática y estandarizada que controlaba el partido. Además, Stalin supo ganarse a los "moderados" del partido, a ese "ala derecha" del PCUS encabezada por Bujarin.
Chacón, como Trotsky, contaba (dicen) con un mayor carisma y el apoyo de las bases proletarias del partido que pedían un profundo giro a la izquierda. Trotsky contaba con el apoyo del Ejercito Rojo y proponía el ideal de la Revolución Permanente (frente a la Revolución en un solo país y el apoyo de los burócratas que sostenía Stalin). Chacón que, sin ofender, es intelectualmente más limitada de lo que lo fue Trotsky, contaba con el apoyo de unos cuantos barones territoriales perdedores (como Tomás Gómez o José María Barreda) o en proceso de serlo (como Griñán en Andalucía), de su familiar grupo mediático (Mediapro) y tenia por leitmotiv con solamente dos grandes eslóganes: primarias "a la francesa" y más socialismo.
Los paralelismos continúan. El Congresillo de Sevilla (o Sóviet Supremo de Sevilla) se saldo con una victoria de Rubalcaba (nuestro Stalin particular) y una derrota clamorosa de Carmen Chacón (nuestra Trotsky particular, eso sí en femenino). Y algunos se sorprenden: "¡¡¡La Ejecutiva no es integradora!!!", claman estupefactos. Como si el Politburó de Stalin hubiese incluido a Trotsky. Incluyo a Bujarin y otros aliados contra Trotsky y el trotskismo pero incluso ellos fueron con posterioridad sacrificados durante las Grandes Purgas de los años 30.
Stalin ganó, Trotsky perdió. Y Stalin colocó en el Politburó a su gente. Rubalcaba ganó, Chacón perdió. Y, por supuesto, Rubalcaba ha colocado en su Politburó particular a su gente, a los que le han apoyado, no a los que han usado contra él calificativos que difícilmente se escucharan en boca de un miembro del Partido Popular. Se compitió y unos ganaron, otros perdieron. Incluso aunque no haya que recurrir al símil soviético (nada descabellado después de lo que hemos contado), en las democracias las cosas también son así.
El PSOE, con su nuevo Secretario General tal vez no comprenda dos hechos que son clave: uno interno, otro externo al partido.
El interno es lo que Robert Michels, al estudiar los partidos políticos y en especial el SPD, llamó "La Ley de Hierro de la Oligarquía" que se concreta en los siguientes elementos o características:
1) Que cuanto más grande es un partido político más se burocratiza (y el PSOE es el primer partido de masas de nuestra historia, aunque hoy el Partido Popular le "gane" en número de militantes) debido a la especialización y la complejidad.
2) La dicotomía, insalvable, entre la necesidad de eficiencia política y democracia interna. A mayor eficiencia, menos democracia y viceversa.
3) La psicología de las masas, que necesitan de un liderazgo fuerte, sólido y jerárquico. El militante no se caracteriza por su profunda reflexión, sino por querer que un caudillo personalista le de instrucciones para ejecutarlas.
Todo ello lleva a la progresiva burocratización del partido, a la creación de unas élites de poder en su seno que no responden más que a la lógica de cualquier otra burocracia similar a las del mundo de la Administración Pública o de algunos casos de Empresas gigantescas.
Pero es que, además, resulta totalmente falso que el Partido Socialista haya desencantado a la izquierda por su política del último año y medio y por ello haya perdido el apoyo electoral de su lado izquierdo. Como puede comprobarse aquí, en realidad es el electorado moderado el que ha acabado por abandonar al PSOE ante la perspectiva de una incapacidad de gestión y de una falta de ideas claras.
Trotsky no supo ver que el PCUS no era ya en 1927 una agrupación de proletarios revolucionarios sino un aparato burocratizado de profesionales de la contabilidad y leguleyos de poca profundidad intelectual. Como consecuencia de ello, Trotsky tuvo que marchar dos años después al exilio, en 1929, y deberá huir el resto de su vida hasta ser finalmente asesinado en Mexico en agosto del año 1940.
Chacón no ha sabido ver que el PSOE no es ya en 2012 un partido que ansíe mayor nivel de democracia interna y un giro hacia un mayor socialismo. El PSOE es un partido dividido y enfrentado, en donde sus élites burocráticas lo último que desean es ceder poder y cambiar demasiado sus ritmos de vida. Por ello ha sido derrotada Chacón ante un perdedor innato como Rubalcaba. El PSOE, en 2012, no es ni más ni menos que lo que Richard Katz y Peter Mair llaman un "Partido Cartel"
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