"Lo que implican las variantes de cualquiera de estas actitudes, igual que todas las formas del auténtico determinismo, es la eliminación de la idea de responsabilidad individual. [...] Si la historia del mundo se debe a la actuación de fuerzas identificables que precisamente no son las libres voluntades y elecciones humanas (tanto si éstas se dan en la realidad como si no) y que se ven poco afectadas por dichas voluntades, resulta entonces que la explicación adecuada de lo que sucede tiene que darse en términos de la evolución de tales fuerzas, y se produce la tendencia a decir que las que en último término son 'responsables' son estas entidades mayores, y no los individuos."
- Isaiah Berlin -
La idea sobre la que gira el segundo de los Cuatro Ensayos sobre la Libertad de Isaiah Berlin, titulado "La Inevitabilidad Histórica" es la que se plasma en la cita de arriba, que toda línea de pensamiento que perciba fuerzas inevitables y deterministas en la Historia, realmente y en último término lo que está haciendo es negar la responsabilidad de las personas, de los individuos, sobre sus propias acciones. El dictador totalitario y sanguinario (pensemos por ejemplo en Hitler) no podría ser nunca moralmente responsable del Holocausto ya que solo cumplía su papel en una evolución de la historia ya escrita de antemano. Las consecuencias de ello es, en última instancia, la negación absoluta de la libertad.
El término "Historicismo" puede entenderse de dos modos completamente diferentes. Por un lado, existiría el Historicismo que busca el descubrimiento de una serie de leyes científicas inevitables en el desarrollo de la Historia y que busca interpretar todo hecho histórico en función de su adecuación a esas grandes "Leyes Generales de la Historia". Esta idea es la que critica Karl Popper en su obra "La Miseria del Historicismo" al afirmar que el historicismo es "una aproximación a las ciencias sociales que asume que la predicción histórica es su objetivo principal, y que asume que su objetivo es alcanzable mediante el descubrimiento de los 'ritmos', o los 'patrones', las 'leyes' o las 'tendencias' que subyacen a la evolución de la historia". Esta idea va también muy unido a lo que Hayek, en "El Cientismo y el Estudio de la Sociedad" (incluido en "La Contrarrevolución de la Ciencia: Estudios sobre el Abuso de la Razón") llama "Cientismo" o "prejuicio cientista" y que califica como "una actitud que es decididamente acientífica en el pleno sentido de la palabra, puesto que implica una aplicación mecánica y acrítica de los hábitos de pensamiento a campos diferentes de aquellos en que éstos se formaron". Más adelante, en el propio ensayo, el mismo Hayek dice que aunque a primera vista pueda parecer contradictorio, el historicismo en este sentido, al que diferencia de lo que llama "el verdadero método del estudio histórico", tendría unas consecuencias equivalentes a las del cientismo (el objetivismo, el colectivismo y, más en general, la negación de la libertad esencialmente). En esta línea del modelo historicista podemos encontrar a autores como Hegel, Comte, Marx o Durkheim por señalar a los principales.
No obstante, existe otra acepción del término "Historicismo". Esta formulación del historicismo no es solamente diferente de la anterior, sino que es radicalmente contraria e incompatible. No se puede ser "historicista" en ambos sentidos a la vez. Para este sentido del historicismo, la realidad de las instituciones sociales no responde a leyes invariables de la Historia, sino que son productos de la acción humana y de la evolución histórica. Es lo que Hayek como hemos dicho considera verdadero método del estudio histórico. Este modelo de historicismo no solamente es compatible con el pensamiento liberal, sino que es su culminación esencial fruto del reconocimiento de la dispersión del conocimiento, el aprendizaje a través de la prueba y el error a lo largo de la evolución humana, y la acción humana como una actuación racional de todos y cada uno de los individuos que se hacen responsables de sus propias acciones. Su formulación más completa la expone Hayek al hablar de los "Órdenes Espontáneos" que sería en la línea de importantes antecedentes históricos (especialmente la Escuela Escocesa del siglo XVIII y Carl Menger, fundador de la Escuela Austriaca de Economía), aquel orden que es fruto de la acción humana deliberada mas no así de un designio humano específico. Esta concepción historicista es la que está presente en todo el pensamiento liberal: Locke, Burke, Tocqueville, Smith, Fergusson, Hume, la Escuela Austriaca de Economía, y, en el caso de nuestro país podemos destacar por ejemplo al ilustrado liberal Gaspar Melchor de Jovellanos.
El modo en que uno y otro modelo comprenden la Historia es muy diferente. Mientras que para el "Historicismo Cientista" la historia no es más que el reflejo por etapas de unas leyes inmanentistas, para el "Historicismo Evolutivo" la Historia es el reflejo de un saber acumulado. Esta segunda línea tiende hacia la concreción, mientras que la primera, por mucho que se disfrace, busca la abstracción, el totalitarismo histórico. Cuando Edmund Burke, frente a la Revolución Francesa decía que no existe tal cosa como la "Libertad en abstracto" se esta refiriendo a ese prejuicio del "Historicismo Cientista" que busca que los hombres, gente de carne y hueso, atraviesen el aro del modelo planteado, de sus leyes invariables de la historia. Frente a ellos, Burke afirma: "La sociedad humana constituye una asociación de las ciencias, las artes, las virtudes y las perfecciones. Como los fines de la misma no pueden ser alcanzados en muchas generaciones, en esta asociación participan no sólo los vivos, sino también los que han muerto y los que están por nacer". La Sociedad, nos dice el pensamiento liberal desde Burke a Hayek, es fruto de una evolución histórica de la que forman parte las generaciones pasadas, las actuales y, muy previsiblemente, las futuras. El proyecto de un "ingeniero social" en nombre de las ideas de progreso, cambio social, lucha de clases o construcción de cualquier paraíso sobre la Tierra no puede llevar más que hacia un proyecto abiertamente totalitario.
Y aquí la gran importancia respecto del argumento inicial del artículo. Solamente desde la defensa de la libertad, conscientes de las limitaciones de todos los seres humanos (pero también de su capacidad de aprendizaje) podemos construir poco a poco la Historia, siendo conscientes (y responsables) de nuestras propias acciones humanas que, si bien tienen consecuencias no diseñadas, no podemos jamás excusarnos en ninguna Ley General e Invariable de la Historia para irresponsabilizarnos de nuestros actos. Solo desde la responsabilidad un individuo puede ser libre. Irresponsabilizar a los individuos (en nombre de la causa que sea) de sus propias acciones solamente puede convertirles en dos cosas: tiranos o esclavos.
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