miércoles, 8 de febrero de 2012

La Paradoja Norteamericana I: De los 'Padres Fundadores' a la 'Democracia' Jacksoniana

"Por facción entiendo un número de ciudadanos, ya sea una mayoría o una minoría de la totalidad, unidos y animados por el impulso de una pasión o un interés, opuesto a los derechos de otros ciudadanos o a los intereses permanentes y globales de la comunidad."

- James Madison -


El presente artículo forma parte de una serie de entregas que pretenden dar a conocer, de forma resumida y divulgativa, lo que llamo la "Paradoja Norteamericana" que no es otra cosa que la evolución política e ideológica de los partidos políticos en Estados Unidos. A este presente artículo le seguirán dos más. El segundo abarcará desde el surgimiento del Partido Republicano tal como lo conocemos hoy a la era de Kennedy y Nixon. El tercero, y último, hará referencia a los últimos 40-50 años.

La primera paradoja norteamericana se da ya desde un primer momento. La cita que encabeza el artículo, extraída de "El Federalista Nº 10" representa tal vez mejor que ninguna otra cual era la opinión inicial de los Padres Fundadores sobre los partidos políticos, a los que Madison llamó facciones. Y es que la conclusión que nos presenta James Madion es demoledora: en última instancia, la división en partidos o facciones lo que lleva es a la exaltación de intereses y pasiones de una parte de la ciudadanía (ya sea ésta mayoría o minoría) frente a los derechos e intereses legítimos de la nación y sus ciudadanos.

Acabada la Guerra de la Independencia, y redactada ya la Constitución Federal de los Estados Unidos de América, George Washington indiscutido héroe de la Revolución y Guerra contra la Metrópolis británica, así como personaje querido y admirado, es elegido Primer Presidente de los Estados Unidos en 1989. George Washington tanto en su primera elección como en su reelección en 1992, es de momento hasta el momento (y será ya así por siempre salvo que algo cambie radicalmente) el único Presidente en obtener el 100% de respaldo (la unanimidad) en el seno del Colegio de Electores. En un artículo anterior ya me referí a la cuestión de las elecciones presidenciales, y allí me remito para comprender su funcionamiento. Además, George Washington tiene en su haber ser el único de los presidentes norteamericanos independiente, es decir, que no pertenecía a ninguna facción en sentido estricto (aunque si mostraba ciertas simpatías y coincidencias con el Partido Federalista).

George Washington formó un Gobierno compuesto en buena medida por lo mejor de cada casa, por todos aquéllos que habían sido algo durante la Independencia: por ejemplo John Adams fue Vicepresidente, Thomas Jefferson ocupó la Secretaría de Estado o Alexander Hamilton fue el primer Secretario del Tesoro. No obstante las divisiones no tardaron en surgir. Debido a las diferencias sobre la política financiera y la financiación de la guerra (aunque eso solamente ocultaba diferencias aún más profundas), Thomas Jefferson y Alexander Hamilton discutieron agríamente tanto en el seno del Gobierno como a través de libelos. El respaldo de Washington a las ideas hamiltonianas acabó desembocando en que en 1793, Thomas Jefferson abandonase el Gobierno y junto a James Madison había fundado el Partido Demócrata-Republicano (claro antecedente de los actuales Partido Demócrata y Partido Republicano, como veremos), mientras Alexander Hamilton y John Adams se convertían en los rostros más conocidos del Partido Federalista.

Se produce así la división que tanto Hamilton como Madison habían visto solamente unos años antes (1787-1788) con autentico espanto en sus artículos para "El Federalista" (del que junto a John Jay eran coautores, todos ellos bajo el seudónimo de Publius). Tenemos así formada la primera paradoja (que no la última).

Respecto del ideario de ambos partidos tenemos que decir que en términos políticos el Partido Federalista defendía un Gobierno Federal fuerte y con peso político propio en el ámbito interno y una cierta sintonía con Gran Bretaña en el ámbito internacional (al ver con auténtico pánico la Revolución Francesa); mientras, el Partido Demócrata-Republicano defendía las competencias de los Estados federados y la amistad con la causa francesa (tanto por la solidaridad con la nación que les ayudó en su independencia como por cierta fascinación por la Revolución Francesa, al menos en su primera etapa).

Económicamente, el Partido Federalista defendía un papel más activo del Gobierno en economía (entre otras cosas Alexander Hamilton es el teórico intelectual del antecedente de la Reserva Federal) y un impulso industrializador, mientras que los demócrata-republicanos defendían el sector agrícola y aunque no renunciaban a ciertos niveles de proteccionismo comercial defendían al individuo como agente económico básico.

En terminos sociales, el Partido Federalista recibió sus apoyos en el norte (Hamilton era de Nueva York y Adams de Boston, Massachusetts) y eran opuestos a la extensión de la esclavitud; el Partido Demócrata-Republicano era fundamentalmente sureño (Jefferson y Madison ambos eran de Virginia) y defendían la institución de la esclavitud.

Respecto de la correlación de fuerzas entre ambos partidos, el Partido Federalista tuvo la mayoría en el Senado entre 1788 y 1800, momento a partir del cual, el Partido Demócrata-Republicano paso a controlar la Cámara Alta. Respecto a la Cámara de Representantes, el Partido Federalista obtuvo la mayoría en cuatro elecciones (1788, 1790, 1796 y 1798), siendo las demás favorables al partido de Jefferson. Además, el Partido Federalista ocupó la Casa Blanca solamente entre 1797 y 1800, con la presidencia de un único mandato de John Adams.

A partir de 1800, será el Partido Demócrata-Republicano el que controle la vida política norteamericana, controlando la Presidencia, la Cámara de Representantes y el Senado. La presidencia de Adams había sido tremendamente polémica, especialmente debido al Actas de Sedición y Extranjeros (percibida, no sin motivo, como una Ley de Censura de Prensa), la mejor organización de los demócrata-republicanos frente a la desunión federalista (Adams y Hamilton eran compañeros de partido, pero su sintonía personal era nula) y además su amigo pero adversario político, Thomas Jefferson, era claramente mucho más popular.

A ello hay que unir que en 1804 el alma organizativa del Partido Federalista, Alexander Hamilton, fallecía después de desafiar a un duelo al Vicepresidente de los Estados Unidos, Aaron Burr. Hamilton era un duelista experto (había participado y sobrevivido a la escalofriante cifra de 21 duelos) pero en este caso, falleció. Hamilton ya había caído en descrédito debido a cierto escandalo sexual, pero seguía siendo la mente tras el Partido Federalista.

Durante los siguientes años, las presidencias del Partido Demócrata-Republicano se sucederán una detrás de otra: Thomas Jefferson (1801-1809), James Madison (1809-1817), James Monroe (1817-1825) y John Quincy Adams, hijo de John Adams (1825-1829). El Partido Federalista continuaría existiendo hasta las elecciones presidenciales de 1820 (en algunas zonas locales, aún más allá) pero sin ninguna oportunidad real de victoria desde 1800, quedando el Partido Demócrata-Republicano como una suerte de partido hegemónico.

Todo parecería que por fin se iba a conseguir la unidad en torno a un único partido, el demócrata-republicano. Desde la etapa de James Monroe, la oposición era testimonial, y tampoco había dejado ninguna otra formación como posible sucesora. Pero en 1829, el Partido Demócrata-Republicano se divide en dos. Las disputas entre el Presidente John Quincy Adams y un nuevo héroe de guerra (la anglo-estadounidense entre 1812 y 1815) como Andrew Jackson dividieron de nuevo a la política americana (¿una segunda paradoja?). John Quincy Adams, unido a un sector del antiguo Partido Federalista y a sus seguidores en el Demócrata-Republicano, fundo el Partido Nacional-Republicano (antecedente lejano del Partido Republicano), mientras que Andrew Jackson refunda el Partido Demócrata-Republicano, convirtiéndolo en el actual Partido Demócrata. Ambos se enfrentaron en una muy sucia y descalificadora campaña electoral en 1828 que se saldó con la victoria de Jackson, primer presidente del Partido Demócrata.

La presidencia de Andrew Jackson (1829-1837) fue profundamente transformadora. Jackson, que se consideraba a sí mismo como el heredero de Jefferson, llevo a cabo una serie de reformas con la intención de convertir Estados Unidos en un sistema asentadamente democrático. Jackson logró que la base electoral de los partidos se ampliase considerablemente, con lo que la figura del cacique local se vio inmersa en un claro retroceso. La presidencia de Jackson convierte la política en una actividad profesionalizada. Además, Jackson es el encargado de introducir el conocido como sistema de "Spoil System" que consiste en que cada vez que llega un nuevo Gobernante, sustituye a todos los responsables de la Administración por personas de su entera confianza, lo cual aumenta el monopolio presidencialista del poder y la Administración. Del mismo modo, la labor de Jackson hizo cada vez más frecuente el fenómeno de "Gerrymandering", que consiste en la manipulación de los límites territoriales de los distritos para favorecer los intereses electorales de aquellos que llevan a cabo la manipulación. Además, en clara línea con el mercantilismo y la llamada "Escuela Americana", Jackson incide en las políticas proteccionistas y de intervencionismo que proponían Hamilton y sus seguidores (lo cual no deja de ser contradictorio con su voluntad de declararse a sí mismo como fiel seguidor de los principios inspiradores de Jefferson).

La presidencia de Jackson es fundamental para entender el surgimiento y evolución del Partido Demócrata, que dominará la política norteamericana hasta 1860, así como para ver que en realidad, la llamada "Democracia Jacksoniana" era, en el fondo, bastante poco democrática y si muy útil para un control efectivo por parte del Presidente de los diversos resortes del poder, quitando poder a los responsables locales, profesionalizando la política norteamericana y favoreciendo el amiguismo político, los negocios hechos a la sombra del poder y las peores prácticas de los tiempos anteriores (como el gerrymandering, que se venía practicando desde 1812).


Próxima Entrega: El Surgimiento del Partido Republicano

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